Fíjense que me pasó algo bien raro con los niños de mi escuela, es que estamos de vacaciones y vamos a un curso de verano todos mis amigos. Es en el Bosque de los Colomos y nos enseñan a apagar incendios, regar plantas y todas ésas cosas que hacen los hippies que le tienen miedo a la internet.
Todo iba bien aburrido cuando de repente, ¡tómala! que llegan cuatro niños nuevos a inscribirse al curso (aash, me chocan los recomendados que llegan tarde y luego se quieren hacer los importantes inscribiéndose enfrente de todos, qué pepones). Bueno total, todos eran unos estirados petulantes menos uno llamado Ramirito. "Pobrecito niño, está chuequito", pensé triste por su condición de no-enderezado, estaba chuequito, chuequito el morrito.
Nadie se quería juntar con el pobre niño chuequito, ¿ustedes creen? Es que la neta sí se veía medio raro, una cosa extraña. En fin, salimos del curso y todos nos juntamos en bola para subirnos al camión y regresar a nuestras casas, y como era de esperarse, nadie se quiso sentar con el chuequito. Pobrecito, a mí me dio cosa y fui a sentarme junto para sacarle plática. Ya saben cómo son los morros de mi clase, y pues me estuvieron jode y jode que teníamos un romance Ramirito y yo, que nos íbamos a casar y que tendríamos un monton de hijos emo-chuequitos. Anyway, luego de ésa mala vibra me despedí de mi nuevo amiguito y pues me bajé del camión para irme a casa, ¿no? pues bien normal, pero luego caminé dos cuadras y ¿qué creen? ¡El chuequito me venía siguiendo!
Yo me quedé sorprendida y le digo: "¿Oye, qué pasó? Dijiste que vivías más lejos, ¿no?" Y ¿qué creen que me contesta? "Sí pero es que... estoy enamorado de tus jetas, ¿quieres ser mi novia?" Y entonces que empiezo a correr como loca gritando "Amaaaa", y yo creo que llegué a mi casa más rápido que si me hubiera venido en bici.
Ay pero ya no sé que hacer con Ramirito, estamos en clase y se me queda viendo bien raro y no me deja de mirar, ¡me da susto! Y luego el otro día estaba yo formada en la fila para comprar las tortillas y yo no sé de dónde salió condenado muchacho que la chuecura le ayuda, pero estaba detrás de mí y que me dice: "Hay que bonito cabello Karinita, ¿regálame un cacho para olerlo en la noche, no?" Y otra vez corrí y dejé allí las tortillas...
Ya no quiero que el niño chuequito se me repegue ni esculque mi basura, ¿qué hago? ¿No les ha pasado a ustedes? Da miedo...
Bueno les mando besos y abrazos, ¡ah! y un saludo para el barrio 82 y mis cuates de las bicis, ¡chido morros!
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