lunes, 2 de junio de 2008
Esta colorida aventura de LINO FONTANA es traída hasta ustedes por Pedro J. Hernández, como a eso de las 18:45... bueno, más o menos a ésa hora.
-Me encantan los patos, Fontana. Seguramente en otra vida fui pato y por eso me gustan –dijo mi hermana adolescente Karina, mientras daba de comer unas semillas al mencionado palmípedo.

-No sé lo que fuiste en otra vida, pero en lo que respecta a ésta, me hubiera gustado que fueras un pato. Sería más fácil pagar tu manutención.

-¡Ay eres un payaso!

-Como sea, voy a dar una vuelta y averiguar qué hay detrás de ésos árboles -señalé a Karina la dirección a donde iría y emprendí el paso.

Me di la vuelta y dejé que mi hermana se quedara acariciando a su nuevo amiguito. Aquel día habíamos acudido al parque para pasear y tuvimos la fortuna de encontrar muchos patos en el lago, así que para ella fue un muy divertido paseo. Yo sin embargo no encontraba particular atracción en aquellos pájaros y miraba con más curiosidad los árboles que flanqueaban el lago, pues me preguntaba si más allá existiría algún paisaje nuevo.
Emprendí el paso y caminé hasta ésos matorrales, entre los cuales pude atravesar para llegar al otro extremo donde descubrí un paisaje lleno de luz y verdor. “Bueno, mejor que ésos patos piojosos”, sonreí mientras llenaba mis pulmones de un aire límpido y fresco. Sorpresivamente miré hacia la derecha y descubrí varias bancas rodeando una jardinera enorme, llena de exótica vegetación, así que me acerqué para mirar las curiosas plantas que crecían allí.

“Así que tenemos aquí un curioso espécimen de la mora sudamericana... voy a robarlas todas.”, pensé mientras tomaba rápidamente cada uno de los vistosos frutos de aquella planta tan colorida. Estaba tan enajenado en cometer semejante tarea, que no reparé en la presencia de una persona sentada en una de las bancas que rodeaban la jardinera. Era una chica ataviada con un vestido blanco, muy elegante y que evidenciaba una alcurnia bastante altiva. Cuando la noté detuve mi acción y nervioso traté de disimular mi robo, intentando aparentar serenidad y normalidad. Ella se encontraba leyendo apasionadamente un libro y de ninguna manera reparó en mi presencia allí.
No supe qué hacer y mi primera reacción fue quedarme congelado, como cualquier ladrón que se siente acorralado y sorprendido, aunque luego me percaté de que mi presencia no la inmutaba pues parecía muy abstraída en su libro.

Respiré hondo y miré mi camisa, pues enrollada en la parte de abajo guardaba los pequeños frutos a modo de improvisada bolsa. Como el robo de las moras fue una súbita idea, no encontré otro método para recolectar los frutos mas que simulando una “bolsa de canguro” con mis ropas.
Di unos pasos hacia atrás y lentamente tomé asiento en la banca que estaba enseguida a un lado de ella. Me rasqué un poco el mentón y traté de mirarla de reojo para estudiarla; se trataba de una señorita de muy hermosas facciones, con un cuerpo elegantemente adornado por su vestido y un peinado cuidadosamente preparado (quizá durante horas) para organizar su gran volumen de cabello y sostenerlo con un bellísimo broche de plata. Esto último llamaba mucho la atención, pues su peinado predominaba en toda su efigie por lo vasto y sedoso de la cabellera.

“Qué mujer tan hermosa y qué peinado tan quisquillosamente acicalado…”, medité sorprendido y alucinando ante aquel broche de plata. ”Me pregunto cómo se verá sin aquel broche”, pues acaso todo su peinado e inclusive su caprichosa imagen tan elegante se formaban teniendo a ése broche como armonizador preciso y perfecto. Mientras mis pensamientos trataban de descifrar el secreto de tan impresionante pulcritud, crucé mis brazos para hacer mis circunspecciones, lo cual causó que soltara mi camisa y todas las moras cayeran al piso.
Me asusté y me sentí evidenciado, como un estudiante causando un ruido accidental en alguna silenciosa biblioteca. Yo tuve pánico ante aquella atolondrada pifia y luego voltee hacia donde estaba la chica, ya que ella no pareció mover ni un solo músculo de su cara. Pero aquella aparente rigidez no fue tal, pues por un breve instante movió sus ojos dirigiéndolos hacia las moras caídas en el piso y después volvió rápidamente a su lectura sin distraerse más de tres segundos.

Me avergoncé sonrojándome, sacudí un poco mi ropa ensuciada por las moras y respiré para reponerme de la pena. ”Qué bochornosa torpeza frente a ésta bella mujer”, y cubrí mi cara avergonzado.
Oculté mi rostro por unos momentos y enseguida recorrí mis dedos para dejar libre uno de mis ojos, pudiendo mirar a la señorita de vestido blanco con una brevísima sonrisa en la boca y dedicándome otra no menos breve mirada, que de inmediato volvió a su ostentado libro. “Con que se está burlando de mí, ¿eh?”, me molesté por su arrogante gesto de sorna y me descubrí totalmente la cara para mirarla, ella reparó en mis movimientos observándome durante dos breves y fugaces segundos, para luego volver a su gesto adusto y soberbio del principio. Así pretendía actuar, simulando indiferencia, lejanía y una impostada imperturbabilidad.

”De mí nadie se burla… por lo menos no frente a mí”. Me paré sugiriendo con mis movimientos de cabeza que pensaba marcharme, aunque no pensaba hacerlo. De reojo observé su reacción, creyendo verla exhalar un poco de aire mientras levantaba una ceja, y ligeramente movía la comisura de su boca para dibujar una irónica sonrisa de despedida. Aunque nunca movió sus pupilas del libro, era más que evidente que mi partida le complacía.

Me quedé parado e inmóvil, no pude decidir lo que haría pues tenía un impulso muy grande por hacerme de aquel hermoso broche de plata. Sin embargo, no podía pensar la manera de obtenerlo sin que ella se diera cuenta, era imposible acercarse detrás suyo evitando que lo notara. ”Quiero ese broche, no puedo dejar que se burle de mí y no pague las consecuencias, además ése adorno de plata se ve de muy buen valor…”, medité elucubrando la manera de robarle su brillante accesorio.

Como ya lo sabrán, nunca he trabajado muy bien bajo presión, así que cuando ella ligeramente dirigió sus ojos a mis nerviosos movimientos de manos, me entró un pánico escénico que me hizo tomar la decisión más inesperada y torpe del mundo.

Me acerqué despacio pero sin detener mis pasos, ella por supuesto que suspendió su lectura y se me quedó mirando como si esperara de mí alguna pregunta. Al observar que invadiría su espacio físico se retrajo abriendo grandemente los ojos e intentó esconderse detrás del libro, yo estiré después mis brazos atolondradamente. Ella gritó como una niña que está a punto de ser mordida por un perro y clavó sobre mí una mirada asqueada y alarmada, pues entre su cuerpo y el mío ya casi sólo nos separaba la ropa… luego todo fue muy lento y muy extraño… yo estiré mi mano, tomé el broche y suavemente lo deslicé de su pelo retirándolo enseguida, y dando inmediatamente algunos pasos hacia atrás. La chica del vestido blanco temblaba y miró mi mano sosteniendo el broche de plata. Al darse cuenta que lo había sustraído miró su propio cabello como si observara su propia desnudez, el viento lo movía como una bandera ondulándose orgullosamente en el aire, después volvió de nuevo a mirarme tratando de descifrar mi rostro.

Supongo que le sorprendió mi gesto, pues yo no podía retirar mi vista de aquel hermoso pelo ondeando tan elegantemente. Volví mis ojos a los suyos y ella comprendió la fascinación que yo tenía en mi cara, se sonrojó un poco pero de inmediato recuperó la elegancia altiva que había tenido unos momentos antes; entonces comprendió la expresión de mi faz pues levantó su mano y con una delicia suave y acompasada, metió sus dedos entre los cabellos que nacían cerca de su sien. Allí comenzó a deslizar con exquisitez su mano expandiendo aún más su cabello alborotado por el viento, yo sentí una excitación inusual, como si aquella bella chica me respirara cerca del oído. Ya sabía que era intencional aquel gesto suyo, me lo transmitió sin lugar a dudas.
Creo que me perdonó haberle quitado su broche, quizá porque aquel día comprobó en la expresión mía que sus cabellos sueltos y alborotados por el viento eran tanto o más hermosos que sus exagerados y elevados peinados. Para una mujer, descubrir una nueva manera de expresar su propia belleza es como la revelación de una epifanía. Y debido a mi atolondrado gesto, aquella señorita la había tenido.
Tal vez por eso tomó mi mano, cerró mis dedos alrededor del broche y la empujó hacía mí. Luego se volvió a acariciar el pelo mientras miraba mis ojos y tomando su libro se retiró calmadamente, sonriéndome maliciosamente, dando la vuelta y marchándose.

Nunca olvidaré su último gesto, pues sin decir una sola palabra creo que me dio las gracias. Ni aunque lo hubiera planeado me hubiera salido así.

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Estos 10 Amigos de lo ajeno me han aconsejado que:


A Blogger Noemí Mejorada le robé su cartera el día 2 de junio de 2008, 22:13, mientras hacía este comentario en mi blog:

Claro, es que quién puede resistirse a los encantos de éste ladroncito tan carismático... esa mujer es afortunada... a mi me gustaría toparme de frente con él y regalarle una sonrisa...

Y que linda manera de robar... no se compara para nada con el otro ladronzuelo de poca monta, aquel tonto que persiguió inútilmente el broche de plata... ese asesino vil...

Maravillosa historia, me siento honrada una vez más... muchas gracias!!! como siempre Fontana, eres la onda!

:)

Un beso!!!!!

 

A Anonymous Anónimo le robé su cartera el día 3 de junio de 2008, 21:40, mientras hacía este comentario en mi blog:

Aaayyy que monito !!!
Será que las malas mañas se las quitará esa inigualable mujer de cabellos rebeldes y hermosos ?

D.

 

A Blogger Samantha le robé su cartera el día 4 de junio de 2008, 6:22, mientras hacía este comentario en mi blog:

Estoy impresionada con la facilidad con que pudo apoderarse del broche de Lady Mary, ya decía yo que este ladronzuelo es mi gallo, no cabe duda que la seducción puede más que mil armas de fuego, jejeje.

Me encantó, hermoso, bonito, tierno. Muy bueno.

Saluditos¡¡¡

 

A Blogger Lilith le robé su cartera el día 4 de junio de 2008, 6:25, mientras hacía este comentario en mi blog:

Que bonita historia!!

hasta que por fin le sale algo bien señor fontana, aunq no fue planeado deja seguro mucha satisfacción en usted, mas que el mismo robo el descubrimiento de esa hermosa mujer en ella misma.

Aveces no nos damos cuenta de los dones que tenemos hasta que otro nos hace notarlo, tal ves en una manera abruta como nuestro querido y un poco atolondrado lino.

 

A Blogger LINO FONTANA le robé su cartera el día 5 de junio de 2008, 19:28, mientras hacía este comentario en mi blog:

Hola a todas!!!

Rotita:
Lo prometido es deuda, gracias por visitarme y echarme tantas porras, por eso eres la Fan número 1.

:)

Dedee:
Ese ladrón es tan mañoso que será difícil reivindicarlo. Gracias por visitarme.

Pam:
Me complacen las tres palabras con que defines este robo, señal de que mi hábito criminal va mejorando. Te deseo un buen fin de semana.

Lilith:
Tienes razón, a veces otros nos hacen notar nuestras cualidades: en mí las atolondradas virtudes y en aquella chica su nueva y particular belleza. Saluditos!

 

A Blogger Jesucristo le robé su cartera el día 6 de junio de 2008, 10:30, mientras hacía este comentario en mi blog:

Que impresionante historia Lino. Hay muy pocas mujeres que pueden hacerte enamorar simplemente por el cabello...de la cabeza...porque sinceramente el cabello de mas abajo no me llama mucha la atencion, ni el de los sobacos, ni el del pubis. Pero no se porque, mientras leia su historia, lo que se me venia a la mente, era una propaganda de L'Oreal, y so si no, peinandome en la ducha, cantandome una cancion de Thalia.

No se Lino...pero usted se sentiria igual si usted me roba un broche de mi barba o de mi pelo? porque mire, yo tengo un peinado brilloso y sedoso. Quizas si usted viene, y me roba los broches, le agradezca yo tambien con mis bendiciones.

Bueno, igual lo bendigo por su historia. Bendiciones Lino.

 

A Blogger LINO FONTANA le robé su cartera el día 9 de junio de 2008, 16:55, mientras hacía este comentario en mi blog:

Maestro:

Su larga y sedosa cabellera es causa de muchas leyendas, porque como sabrá, es la envidia de miles de mujeres. A su pelo largo se le atribuye un aura de artista de lo sublime y caudillo celestial.

Aunque quien afirma tales cosas olvida que también Ozzy Osbourne trae el pelo largo y es un ente infernal, pues para muestra está una foto.

Saludos Maestro y gracias por bendecirme!!!!

 

A Blogger El Aletz le robé su cartera el día 9 de junio de 2008, 21:36, mientras hacía este comentario en mi blog:

Osease que tengo que robar frutillas en público pa' encontrar a mi pior es nada???!!
Putz!! donde hay??!!!
jejeje

 

A Anonymous Anónimo le robé su cartera el día 12 de junio de 2008, 11:40, mientras hacía este comentario en mi blog:

Y luego ? como para cuando ?

 

A Blogger LINO FONTANA le robé su cartera el día 15 de junio de 2008, 10:37, mientras hacía este comentario en mi blog:

Aletz:
Recuerde que las frutillas son afrodisiacas.

Dedee:
Pronto jejeje muy pronto, dispénsame la tardanza y te mando un abrazo.
Pasa buena semana!!!