jueves, 24 de abril de 2008
Esta colorida aventura de LINO FONTANA es traída hasta ustedes por Pedro J. Hernández, como a eso de las 21:49... bueno, más o menos a ésa hora.
EN EL CAPÍTULO ANTERIOR...

-Ésos malditos Emos van a pagar caro haberse robado mi comida. ¡Nadie le roba nada al ladrón Lino Fontana, nadie! -exclamé lleno de molestia, pero con una maquiavélica sonrisa. Así comencé a elucubrar mi plan de venganza.

Y AHORA: ¡LA VENDETTA!

Hey, don't write yourself off yet,
It's only in your head you feel left out
or looked down on.

Just try your best,
try everything you can.
And don't you worry what they tell themselves
when you're away.


-Karina, ¡quita ésa horrible canción que ya me tiene harto!

-No la voy a quitar Fontana, ¡me encanta! Se llama The Middle y la toca Jimmy Eat World, deberías escucharla te encantará… ¡Hey! ¿Qué hiciste?

-Desconecté tus bocinas, llevas dos semanas escuchando ésa canción todos los días, ¡ya me tienes cansado!

-Bah, la voy a escuchar en mis audífonos. Y ya me voy porque tengo que reunirme con mis amigos para la fiesta.

-Pero dijiste que era en la noche…

-Bueno ¿Y? Quiero reunirme con ellos desde antes para conversar un poco. Cuando estemos en la fiesta va a ser muy difícil, va a ver una banda de rock tocando y no podremos escuchar otra cosa que no sea la música. ¡Será genial Fontana! Si no fueras tan dinosaurio te invitaría.

-Sí está bien, como sea… no llegues noche Karina. Que la pases bien.

-Merci beaucoup.

-¿Quién te enseñó a decir eso?

-Un pajarito que viene a mi ventana todas las mañanas jajaja, nos vemos hermanito.

Despedí a Karina y corriendo fui por mi pequeña valija de artefactos criminales. Me sorprendió que saliera desde temprano a su convivio, pero por fortuna tenía ya todo preparado desde el día anterior, así que después de tomar mi aditamento y disfrazarme con gafas, una gabardina y una peluca, salí a la calle para perseguirla furtivamente.
De esta manera comenzaba a poner en marcha mi plan para vengarme de sus amiguitos Emos que se robaron mi comida. Sentía un gusto maquiavélico, dando por cierto el dicho de que la dulzura del paladar es el resultado de una venganza bien orquestada.

Sus amigos no vivían muy lejos, pues todos eran compañeros de escuela y tenían domicilios por los alrededores, sin embargo me desconcertó la ruta que estaba haciendo. Caminó por varias cuadras en dirección opuesta a donde me contó que sería la fiesta, por lo que supuse que primero se vería con sus amigos en otro lugar. Ella daba alegres pasos y con sus audífonos en los oídos casi brincaba por el gusto que le daba pasear en aquel atardecer, escuchando su música y dirigiéndose al encuentro de sus amigos. Yo la seguía cuidadosamente.

It just takes some time,
little girl you're in the middle of the ride.

Everything (everything)
will be just fine,
Everything (everything)
will be alright (alright).


Ya me había cansado casi al punto de retirarme del plan, sin embargo llegamos a la Explanada del Kiosco, donde finalmente detuvo su marcha para esperar a alguien. Yo me escondí detrás de un árbol y me dediqué a observarla.
En el lugar había mucha gente y varios grupos de adolescentes. Muchos con los pelos parados, particularmente los “punks”. Según me quiso explicar mi hermana, ella y sus amigos no eran “punks” sino “emos”, aunque yo la verdad los miraba casi exactamente iguales. Claro, con la pequeña diferencia de que la ropa de los punketos estaba muy gastada, y la de los emos era nuevecita.

“¡Hey master! Saca un varo pa’l chisguete, ¿no?”, uno de ésos punketos mugrosos se acercó detrás mío y me abordó con estas palabras. Yo me desconcerté con su extraño dialecto pero luego comprendí que me estaba pidiendo dinero para comprar cerveza. Entonces le dije que no le daría ni una moneda y que no me molestara. “Ponte a trabajar, punketo boludo”, respondí molesto, a lo que luego mi patético interlocutor objetó diciendo: “Ah qué culero cabrón. No te haces nada con sacar un billete pa’ comprar bebida pa’l calor ”, volvió a insistir el sujeto, que evidentemente se molestó pues se trataba de un auténtico flojo que vivía de pedir dinero para su vida pendenciera.

“Punketos desquehacerados”, pensé mientras trataba de volver la mirada hacia mi hermana, la cual sin embargo ya no estaba en el mismo lugar sino algunos metros más adelante, agarrada de manos de un pebete que tenía un mechón de cabello sobre el ojo. ¡Se había hecho otro novio en menos de una semana!

Afiné la mirada y reconocí al muchachillo, se trataba de uno de sus amiguitos que fueron el otro día a mi casa, el mismo chico que al despedirse de ella le hizo mención burlesca de mi apodo de “dinosaurio”.
“¡Esa muchacha es un torbellino! Apenas terminó con Robbie y ya anda con otro chamaco… ¡No pierde el tiempo!”, me sorprendí mucho, aunque después me relajé debido a que se trataba de una adolescente impulsiva. “Seguramente éste es otro de sus caprichos”, reflexioné despreocupado. Enseguida, los dos adolescentes comenzaron a caminar agarrados de la mano y yo les seguí los pasos.

Hey, you know they're all the same.
You know you're doing better on your own,
so don't buy in.

Live right now.
Yeah, just be yourself.
It doesn't matter if it's good enough
for someone else.


Por fin se detuvieron para entrar en una heladería y tomaron una mesa. Yo me instalé cerca de ellos pero lo hice en la barra, de tal manera que guardaba una distancia muy precisa tanto para escuchar como para no ser visto. Siendo un factor de mucha ayuda el hecho de poder colocarme de espaldas, evitando toda posibilidad de que me reconocieran oculto en mi disfraz con peluca.

Ellos pidieron sus helados y yo hice lo mismo para camuflarme totalmente, aunque por otra parte sí tenía algo de sed, pues con el calor y la gabardina casi me deshidrataba.

-Estoy muy contenta Jimmy, estuve esperando este concierto para verte en el escenario. ¿No te hace daño comer helado antes de cantar?

-Claro que no Kary, de hecho no canto pues los cantantes de rock no cantamos, sino gritamos. Con tanto tamborazo y la banda tocando detrás de mí, más bien casi todo el tiempo grito las canciones. El Helado le hace bien a mis cuerdas vocales.

-Según yo creía era al revés… pero en fin, eres un rockero, y los rockeros cometen excesos jajaja

-Sí jajaja

“Lo que me faltaba, ahora me voy a tener que tragar una charla boba de adolescentes… la venganza no es tan dulce”, incliné la cabeza y comencé a comer la nieve, después de todo, parecía ser que mi vendetta tendría sus incomodidades.

-Kary, ¿cómo haces para tener el pelo tan suavecito y largo?

-Pues nada, champú y me lo dejo crecer…

“Esto se está poniendo cada vez más estúpido”, moví la cabeza en señal de desagrado, estaba comenzando a perder la paciencia.

-Sabes Jimmy, al principio pensé que a tí te gustaba el brit pop, porque parecías un clasemediero estirado, pero ahora veo que sí te gusta el rock, tú eres de los míos.

-¡Qué curioso Kary! Yo también pensaba que tú eras una nerd aburrida, porque decías que tu hermano siempre te estaba dando consejos torpes, pero cuando supe que te burlabas de él diciéndole dinosaurio, me caíste bien. El universo estaba conspirando para que tú y yo fuéramos novios.

“Y el universo debe estar conspirando para que yo me vuelva un imbécil”, sostuve mi cabeza con la mano, apoyando el codo en la barra. Me sentía agobiado por tanta cursilería.

-¿Qué color te gusta más, Jimmy?

-El negro, Kary. Me encantan las camisas de los Misfits.

-¡También el negro es mi color favorito y también me encantan las camisas de los Misfits! Lo ves, ¡tenemos muchas cosas en común!

“Por el amor de Dios, se suponía que yo sería el victimario ¡no la víctima! Libérenme de éste sufrimiento”, sacudí la cabeza intentando escapar de tanta ridiculez que estaba presenciando: “¿Qué los adolescentes pubertos de hoy no saben platicar de cosas inteligentes?”, me inquirí con pesar.

-Si tenemos en cuenta que el desarrollo mundial, el crecimiento demográfico y el consumo energético basado en los combustibles fósiles, siguen aumentando al ritmo actual, antes del año 2050 las concentraciones de dióxido de carbono se habrán duplicado con respecto a las que había antes de la Revolución Industrial.

“¿Qué?”, volví levemente la cabeza ante tanta clarividencia.

-¿Qué significa eso que acabas de leer Kary?

-No sé, es algo que dice aquí en este folleto que habla del calentamiento global. Me lo dio un hippie.

-Me caen bien los hippies.

-¿Te hubiera gustado ser hippie en otra vida, Jimmy?

“No puedo soportar esto, ya es suficiente martirio ¡son un par de tontos! ¡Si los sigo escuchando me voy a volver Emo!”, estaba a punto de pararme a interrumpir semejante intercambio de simplezas, cuando en eso un tercer adolescente los abordó y los apresuró a terminar para irse. Aparentemente se trataba de uno de sus amigos y con el cual planearon encontrarse allí. Terminaron rápidamente sus helados, pagaron y se fueron, yo evidentemente hice lo propio y los seguí hacia donde darían la tan esperada fiesta. El escenario de mi venganza.

It just takes some time,
little girl you're in the middle of the ride.

Everything (everything)
will be just fine,
everything (everything)
will be alright (alright).


Igualmente tuvimos que caminar toda la distancia necesaria para llegar hasta el lugar, la distancia no era poca, pero tampoco demasiada. No como para que unos adolescentes entusiastas y un ladrón que todavía no llega a los 30 no pudieran caminarla.
Llegamos y la tarde había avanzado con el sol comenzando a ocultarse. Era una casa grande en donde varios chicos ya se encontraban instalando los instrumentos y otros más platicaban y socializaban.

Yo tuve que cambiar mi atuendo, pues debajo de mi gabardina estaba disfrazado de Emo. Obviamente sabía que entre tanto niñuelo no debía mostrar mi treintañero rostro, por lo que en mi pequeña valija llevaba una Máscara de Hockey, pues seguro estaba que a ésos jovencitos les encantaría y me lo tomarían como parte del espectáculo. Mientras que para los atareados músicos yo sería sólo uno de los excéntricos invitados a la fiesta. Nadie dudaría de mí.

Obviamente no entré a la casa en el momento en que llegamos. Esperé a que anocheciera y el lugar se llenara de gente, luego aproveché la llegada de varios grupos de chicos y me filtre entre ellos. Nadie supo con quién venía yo ni les interesó.
Al principio dudé acerca de si alguien sospecharía de mi atuendo, pero a los dos tipos que venían adelante mío con todo el cabello sobre la cara, y al tipo que venía detrás de mí con el rostro totalmente maquillado de blanco y unas falsas lágrimas pintadas de negro, no les importó ni les incomodó en absoluto mi presencia.

Adentro ya había un revoloteadero de chicuelos y todos se reían, cantaban y hacían ademanes. Pensé que mi estatura me delataría, pero había adolescentes de todos los tamaños y algunos ya no tan adolescentes. Me adentré en la fiesta y hasta me dí el lujo de tomar una cerveza. La música tenía buen rato de haber comenzado y todo mundo se encontraba en el agasajo del convivio. Luego el cantante de la banda, Jimmy el novio de Karina, invitó a todos a brincar con emoción.

-¿Qué tal va la reventada chavos? A ver si con esto se ponen a brincar y saltar, es una rola de Jimmy Eat World, se llama “The Middle”, les va a gustar ¡El que no brinque es un dinosaurio!

Hey, don't write yourself off yet.
It's only in your head you feel left out
or looked down on.

Just do your best, do everything you can.
And don't you worry what the bitter hearts are gonna say.


Todos empezaron a dar saltos y yo hice lo propio. Se trataba de la misma canción que Karina llevaba escuchando dos semanas, por lo que no me fue difícil saber dónde tenía que brincar y dónde cantar. Los chicos se volvieron locos festejando y luego, al final, se escuchó de nuevo la voz de Jimmy en el micrófono.

-¡Gracias! Volveremos en unos minutos después de tomar una cerveza. ¡No se preocupen que la música va a continuar en unos momentos!

Tal como lo dijo, la banda se retiró unos momentos a tomar un breve descanso. Me pareció sobresaliente que tuvieran tanto gusto por la bebida siendo menores de edad, pero me alegró el hecho de que estaban perdiendo el equilibrio, lo cual haría más fácil mi huida.
Con el escenario ignorado y todo mundo hipnotizado por un par de chicas que bailaban arriba de una mesa, me deslicé en medio de las sombras y tomé uno a uno los instrumentos, primero la guitarra, luego el bajo, y al final las baquetas de la batería (no me iba a poder robar la batería completa, ¿están de acuerdo?).

Ya con los instrumentos en mi poder, pretendía retirarme pero no lo pude resistir. Soy un pretencioso perfeccionista, así que volví por la batería completa, era la única manera en que todos podrían decir: "se robó la música". Así que entré de nuevo en la casa y tomé el tambor principal, pero al levantarlo se cayeron los platillos al piso y varias cosas más, por lo que tanto alboroto hizo que todos voltearan al instante.

-¡El sujeto de la máscara se está robando los instrumentos! –gritó una de las niñas.

“Que no sea mi hermano, que no sea mi hermano…”, susurró Karina mientras se tapaba la cara, luego toda la congregación se me quedó viendo y el lugar se llenó de un silencio de varios segundos, hasta que alguien gritó: “¡Chínguenselo!”
De inmediato todo mundo agarró lo primero que encontró a la mano y comenzaron a arrojármelo, desde floreros, botellas de cerveza, churritos, cacahuates, etc. Lo único que pude hacer fue esconderme detrás del tambor, que irremediablemente fue golpeado por todos esos objetos recreando una especie de extraño ritmo involuntario.

-¡Mi tambor! –gritó con desasosiego uno de los amigos de Jimmy.

“Que no sea mi hermano, que no sea mi… ¡aaah!, a quién engaño…”, dijo Karina meneando negativamente la cabeza. Mientras tanto, el tambor poca resistencia podía ofrecer frente a la cada vez más intensa lluvia de proyectiles, cuando justamente alguien irrumpió en la escena gritando.

-¡Pero qué es toda ésta destrucción! ¡Deténganse antes de que derriben mi casa! ¿Quién es el responsable de todo esto?

Estos gritos venían de la boca de una mujer adulta, quizá de unos 50 años. La cual, con actitud decidida, hizo callar a todos entrando a la casa y provocando que a su paso los adolescentes le abrieran camino asustados.

-¿Dónde está mi hijo? Les presté mi casa para que hicieran una fiesta y miren el desastre que están haciendo, ahora quiero saber ¿Quién es el sinvergüenza que provocó toda esta destrucción?

Los adolescentes se quedaron en silencio, se miraron lentamente y luego todos voltearon en un solo acto para señalarme a mí con la punta de sus dedos. Yo asomé la cabeza por encima del tambor y sólo pude decir: “Mucho gusto, un placer conocerle”.

El resto de la noche no fue de lo más grato, aunque realmente pudo haber sido peor. Debido a que los vecinos ya se habían quejado con la policía acerca de la ruidosa fiesta y éstos se encontraban cerca, no tuve más remedio que ceder en mi declaración de los hechos nombrándome como culpable. Era la palabra de más de 100 testigos contra la mía. Como yo era el único mayor de edad en aquella caterva, y como la Señora dueña de la casa sólo buscaba algún culpable qué castigar, todos los cargos de invasión de propiedad ajena, destrucción y robo cayeron sobre mí. Por fortuna mi hermana estuvo cerca y pudo traerme dinero para pagar la fianza, aunque no pude evitar el desagrado de estar un par de días en la cárcel.

Ni modo, tal vez no fue la mejor manera de implementar mi venganza, pero por lo menos eché a perder su fiesta con un mínimo de consecuencias (tomando en cuenta mi vida criminal). De los males, el menor.

It just takes some time,
little girl you're in the middle of the ride.

Everything (everything)
will be just fine,
everything (everything)
will be alright (alright).


Post Data: no todo fue una pérdida de tiempo y aquí abajo les muestro un video que grabé clandestinamente durante la fiesta, donde se ve el tipo de vida que llevan estos Emos malignos. ¡Que lo disfruten!

Etiquetas:

 
miércoles, 16 de abril de 2008
Esta colorida aventura de LINO FONTANA es traída hasta ustedes por Pedro J. Hernández, como a eso de las 20:20... bueno, más o menos a ésa hora.
Una nueva época llegaba al calendario y era mi tiempo de iniciar nuevas dinámicas y nuevas aventuras. Puse mi creatividad a trabajar y comencé a elucubrar algo nuevo, un nuevo robo, de tal manera que me encerré una temporada en mi casa y rodeado de música, libros y revistas, invoqué la presencia de las musas para que me trajeran la inspiración que necesitaría y así diseñar un nuevo y magistral golpe criminal… por desgracia, soy demasiado disperso y pretencioso, así que después del primer día dando vueltas en círculos y experimentar un ocio rocambolesco, me encontraba con la terrible situación de no tener ningún objetivo entre manos y seguir en el mismo lugar en donde inicié: Sin planes.

“Qué desperdicio de tiempo… bueno, es el primer día, tal vez mañana se me ocurra algo”, pensé para consolarme. Suspiré un poco, tratando de concentrarme en la agenda para el día de mañana, pero no podía pensar ni siquiera en eso. Soy tan disperso, que me asaltó la idea de cómo se vería el cielo si en vez de ser azul, lo miráramos verde. La concentración siempre me ha fallado.

De un momento a otro, la puerta se abrió y mi hermana adolescente Karina entró a la casa. Como siempre, llegando de un día más en la escuela.

-¿Qué hay, bigotón? ¿Cómo va el superplan? –preguntó más por cortesía que por interés. Agregando a sus preguntas unas gotitas de sorna, tal como es característico en ella.

-Ahí va, ya casi… ¿Quién te dio esa camiseta? No la traías en la mañana, ¿verdad? –le pregunté extrañado.

-¿Mi camiseta de los Misfits? No, una amiga mía me la regaló hoy. ¿Está muy chirindonga, verdad? Me encanta ¡Mi camisa RULES!

-Mmmmh… no sé Karina, está muy ajustada. Además, a ti no te gustan los Misfits, ¿por qué vistes una camiseta de los Misfits?

-¿Y qué? A ti tampoco te gustan.

-Pues no, pero por eso no traigo una.

-Porque no quieres y eres bien aburrido, en cambio yo soy el Duende de la Alegría.

-No señorita, y además no me gusta la ropa tan ajustada. Las generaciones de hoy malinterpretan los símbolos del pasado y los atrofian –le dije con indignación.

-¡Cálmate anciano! ¿Ya se te olvidó que en 1994 tú usabas unas horribles camisas de franela y te querías dejar crecer el pelo pero mamá no te dejaba? –respondió ella con molestia pero igualmente con burla.

-Sí pero nosotros teníamos ideología, y éramos Grunge: Luchábamos por la Nación Alternativa.

-¡Luchaban por usar unas aburridas camisas de cuadritos y traer el pelo largo sin bañarse! Tú y la generación de dinosaurios vestidos con camisas de franela son lo mismo, ¡un fraude geriátrico! Bola de envidiosos.

-¡Haz lo que quieras pues!

-¡Siempre lo he hecho…! y ya me voy arriba porque tengo mucha tarea.

-¡Bah! Adolescentes… -susurré a poco.

-¡Bah! Dinosaurios…

-¡Te escuche, Karina!

-¡Me vale! ¡Dinosaurio!

Después de constatar con mi hermanita que el relevo generacional tiene sus fricciones, dejé mis actividades y me puse a descansar.

Al día siguiente volví a mis elucubraciones pero no encontraba ésa idea magistral que estaba buscando. Tenía el cuaderno lleno de anotaciones pero ninguna de relevancia; quizás estaba cayendo en un lapso de bloqueo, de ésos que provocan que los artistas y los ladrones no avancen en conseguir ideas que valgan la pena. Triste pero cierto.
Tomé una película y la metí al reproductor de DVD, esperando que así me llegara la epifanía criminal que estaba buscando. Mientras iniciaba, mi hermana bajó por las escaleras pues ya era hora de irse a la escuela.

-¿Estas viendo Eraserhead? Qué buena película, luego me la prestas.

-Karina, ¿desde cuando te gusta Eraserhead? ...Si cada vez que te muestro una película en blanco y negro te duermes.

-Sí, pero ahora la quiero ver ¿no puedo? ¿Ya vas a empezar otra vez con tus traumas de dinosaurio? Saca tus camisas de franela con cuadritos y a la mera así te alivianas, para que vivas de los recuerdos, ¡Como los viejos! jajaja.

-¡Cállate, cállate y vete!

-Jajaja

Las bromas de mi hermana no me echaron a perder la tarde. Después de ver Eraserhead me puse a revisar unos mapas y leer unas cuantas revistas, sin embargo, ninguna idea valiosa me llegó. Todos mis intentos por hacerme de inspiración eran infructuosos aún cuando estuve llenando una lista de “conceptos a desarrollar”.

Otro día perdido y sin llegar a nada. Otra vez dando vueltas en círculo. “Ya sé, saldré a caminar y quizás un poco de viento me traiga nuevas perspectivas”. Salí y tomé un largo paseo por tantas calles como mis pies pudieron. Nada se me ocurrió, pero sí me despejé de tanta presión y descansé de mis ruletas mentales, al grado que a pesar de no conseguir ideas, tenía un humor muy optimista acerca de mi próximo desempeño delictivo.

Al llegar a casa, observé la luz de la sala encendida, y un montón de cabezas en plena convivencia, supuse que mi hermana había traído amigos y me acomodé el cabello para no verme tan despeinado por el viento.
Entré y supuse que no tendría mucho caso sentarme a socializar, todos eran adolescentes y se vestían iguales: un fleco sobre la frente, todos flacuchos, con ropa muy pegada al cuerpo y en cuyos colores predominaban el negro. “Esa Karina y sus amiguitos Emos”, susurré mientras fruncía la nariz y todo el gesto, luego los saludé y después del intercambio me dirigí a la cocina. Allí, con los cabellos sobre la cara y llorando, se encontraba mi hermanita con los ojos chorreados de su sombra negra. Junto a ella estaba una chica que era su amiga.

-¿Y ahora, qué? –pregunté desorientado.

-Hola, señor Fontana –me saludó su amiguita -. Karina está triste porque terminó con su novio Robbie…

-¡No! No tenías por qué contarle eso a mi hermano… bueno ya, no importa –le reprendió Karina, mientras se limpiaba los ojos.

-Vamos Karina, ése chiquillo no te convenía, yo siempre lo supe –me encargué de recordarle a mi hermana. Ella sólo sonrió con un poco de pesar y asintió con la cabeza, mientras sus ojos se humedecían queriendo llorar nuevamente.

-Ya sé, es que… estoy deprimida. Ya no quiero vivir...

-Aaah ¡Vamos Karina! No seas tan tonta, no puedo creer lo que dices -la regañé decepcionado por su manera de pensar.

-Ya Fontana, déjame, tú no sabes de mi dolor…

-Como quieras Karina, voy a subir a mi cuarto, no tengo tiempo para estos traumas tuyos –dije con un poco de fastidio; la amiga de Karina sólo nos miraba desconcertada. Luego mi hermana hizo un movimiento con su mano pidiéndome que me fuera, lo que yo concedí de inmediato.

“¡Bah! Como si perdiera mucho dejando ir a ése pebete…”, refunfuñé mientras subía a mi habitación. En el camino de las escaleras, observé a los compañeritos de Karina platicando en la sala. “Se visten como rebeldes pero apuesto a que sus madres les lavan la ropa", volví a susurrar fastidiado.

Ya estaba en mi habitación y comencé a retomar el papeleo y a querer elucubrar nuevas ideas. Pero luego de un rato en el que volví a dar vueltas mentales sin llegar a nada, me puse a aventar bolitas de papel al bote de la basura. No estaba logrando ni una idea y nuevamente malgasté varios minutos, hasta que escuché unas vocecitas en la calle.
Asomé por entre las cortinas y miré que mi hermana y sus amiguillos se despedían: “Ojalá que tu hermano el dinosaurio no se enoje porque venimos.”, exclamó uno de ellos, mientras yo pensaba: “¿Pero qué demonios? ¡Karina les dijo!”. En fin, ya todo lo peor había pasado, y aquello sólo me pareció el inocuo colmo de las cosas.

“Ahora podré bajar a cenar, aunque tendré que aguantar los chillidos de Karina”, medité mientras bajaba las escaleras. Al llegar a la planta baja y caminar hacia la cocina, miré de espaldas a mi hermana, sentada en el sillón de la sala y viendo la película de Eraserhead, por lo que supuse que estaría triste y acompañando su dolor mirando aquel filme. Me dio un poco de pesar saber que tal vez necesitaba de mis palabras de aliento, pero en vista de que mi hambre era voraz, acudí al refrigerador para tomar una pequeña cena antes de consolarla.

“¡Malditos Emos sarnosos: mi comida se la llevaron!”, me molesté por su confianza abusiva, pues habían tomado toda la comida de mi nevera. Estuve apretando la mandíbula y luego maldiciendo en la cocina, pues ésos malandrines caprichosos se tomaron mi alimento como si se tratara de su propia casa. Tomé mi saco y me apresté a salir a la calle a comprar algo de cenar, no sin antes darle unas palabras de optimismo a mi hermana. Me acerqué detrás de ella y con un tono solemne de voz comencé a hablar.

-Karina yo iba a decirte que…

-¡Fontana, el fin de semana será genial! Los chicos me invitaron a un conciertito de rock en el garage de la casa de mi amiga, ¡Yujuu!

“¿Pero qué demonios le pasa a esta adolescente?”, estaba yo sorprendido por su actitud, pues de inmediato dio un giro y ahora mostraba una faz muy alegre y vivaz.

-¿Qué no se supone que estabas triste por lo de Robbie?

-¡Ay Fontana! Vives en el pasado ¡como los dinosaurios! Todo eso fue hace rato, ahora esto es lo nuevo, es más, estoy tan emocionada que subiré a mi habitación a planear la ropa que me pondré.

-¿Qué? Seguro tu has de estar loca… en fin, yo ya no entiendo. Voy a salir, porque tus amiguitos “Emos” se ro… se llevaron mi comida, así que tendré que buscar algo para la cena.

-¿Ibas a decir se “robaron”? Jajaja Qué irónico momento, al ladrón le roban su cena jajaja –Karina se burlaba con mucha alegría y eso terminó por fastidiarme totalmente el día. Abrí la puerta y salí a la calle contrariado.

No podía creer que esos adolescentes me hubieran robado mi cena y también me hubieran estorbado en mi propia casa para mis meditaciones delictivas. Algún día les haría pagar caro por su afrenta… “¡Hey! Ya lo tengo…”, una inesperada idea llegó a mi mente y me detuve un momento. La venganza me había inspirado y ahora sabía cual sería mi siguiente movimiento delictivo. "Eso es, ¡los haré pagar y les robaré hasta las pulseras!", pensé ponzoñosamente mientras sonreía.

Según lo que me comentó mi hermana, sus amigos Emos darían un concierto en el garage de su amiga y por lo tanto tendrían una gran fiesta, con muchos invitados y mucha gente en aquella gran casona donde me dijo que estarían. ¡Eureka! Entraría yo allí y me robaría sus instrumentos musicales, les echaría a perder la fiesta y me desquitaría de lo que me hicieron. Mi plan era magistralmente perverso y eso me causaba una alegría enorme.

“Jejeje nada mejor que hacer padecer a los adolescentes”, me regodeaba con mi crapulencia vengativa, mientras la luna ya iluminaba toda la calle de regreso a casa.
-¡Me desquitaré y les robaré su música! –susurré apretando los dientes del gusto y corrí para llegar pronto a casa, con mi cena en la mano y saboreando mi próxima venganza…

CONTINUARÁ EN EL SIGUIENTE POST...

Etiquetas:

 
miércoles, 9 de abril de 2008
Esta colorida aventura de LINO FONTANA es traída hasta ustedes por Pedro J. Hernández, como a eso de las 17:16... bueno, más o menos a ésa hora.
Ladrón he sido y ladrón seré toda mi vida, aunque claro, no dejo de ser un mortal como cualquier otro. Sufro, río, lloro, bromeo, corro, brinco, me caigo... He tenido algunos inconvenientes últimamente, por los cuales no he podido tener la frecuencia que quisiera para realizar mis robos. No obstante, tengo muchas ideas y planes, pues les confieso, también quiero remodelar mi casa.

Ya les contaré y les mostraré de todo esto que les tengo preparado. Mientras dejo este pequeño post, que más que una historia, es un saludo para ustedes, mis fieles, estimados e invaluables lectoras y lectores.

Gracias por venir.

Etiquetas: